El nearshoring, surgido como respuesta a eventos geopolíticos, la pandemia de COVID-19 y el bloqueo temporal del Canal de Suez, se posiciona como una estrategia clave para la redefinición de cadenas de suministro, marcando un punto de inflexión en la adaptabilidad empresarial. En este escenario, el nearshoring busca mitigar la incertidumbre al reubicar operaciones de producción o servicios en países cercanos, reduciendo costos y satisfaciendo las demandas del mercado.
México emerge como un destino de inversión atractivo para empresas europeas y asiáticas, impulsado por su ubicación geográfica estratégica que facilita la importación y exportación. Este flujo constante de mercancías, respaldado por una mano de obra calificada, posiciona a México como un actor crucial en el panorama del nearshoring.
Según las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el nearshoring tiene el potencial de incrementar las exportaciones globales de América Latina y el Caribe en 78,000 millones de dólares anuales. Un destacado 45 % de estas exportaciones se dirigen a México, equivalente a 35,300 millones de dólares.
A finales de 2022, la Secretaría de Economía reveló que más de 400 empresas expresaron su interés en establecerse en México. Nuevo León lideró este camino al experimentar un aumento del 34 % (4,397 millones de dólares) en Inversión Extranjera Directa (IED) en 2022, marcando la cifra más alta en los últimos 12 años.
A pesar de estos avances, el trayecto del nearshoring en México enfrenta desafíos significativos, desde la certidumbre legal para inversiones extranjeras hasta mejoras en infraestructura logística y cuestiones sociales y de seguridad.
Con el objetivo de atraer inversiones, el Gobierno de México implementó un decreto de incentivos fiscales, complementando estrategias anteriores como el decreto del Istmo de Tehuantepec. Este nuevo decreto tiene el potencial de generar inversiones adicionales por un valor de 18,500 millones de dólares en 2024. Hasta la fecha, el nearshoring ha dado como resultado 174 anuncios de inversión, totalizando 74,000 millones de dólares para México.
El impacto del nearshoring se refleja no solo en la actividad económica sino también en la transformación industrial de México. Ejemplos notables, como SIP Mieleras en Torreón, Coahuila, destacan como referentes, ofreciendo entornos seguros y modernos respaldados por proyecciones de desarrollo que incluyen hasta seis nuevos complejos industriales.
Coahuila, sobresaliendo como líder en exportaciones, contribuye con el 11.6 % del total de las exportaciones mexicanas en el tercer trimestre de 2022, con un enfoque destacado en el subsector de Fabricación de Equipo de Transporte.
El impacto económico del nearshoring se traduce en un pronóstico optimista para el Producto Interno Bruto (PIB) mexicano. Según el Bank of America, este cambio estratégico podría generar un aumento de hasta 10 puntos porcentuales en el PIB vinculado a las exportaciones hacia Estados Unidos.
No obstante, para aprovechar plenamente las oportunidades del nearshoring, es esencial abordar desafíos persistentes como la seguridad, la modernización de infraestructuras y la promoción de energías sostenibles.
En última instancia, el nearshoring no solo impulsa la actividad económica en México, sino que redefine su papel en el contexto económico regional. Proyectos como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec se presentan como piezas clave para abrir nuevas rutas comerciales y potenciar las exportaciones hacia el este de Estados Unidos, consolidando a México como un actor crucial en la evolución económica de la región.